miércoles, julio 13, 2005

Tour de France



Son las 20:32 de un helado 8 de julio, y estoy acá, sentado en mi sillón frente al computador. Hoy cumplí 33 años, una edad en la cual se supone que muchas cosas ya están claras, otras no tanto, y otras definitivamente no se resolvieron.
Se supone que la celebración de mi cumpleaños iba a ser, una vez más, una afiebrada, alcohólica y amnésica juerga de cervezas y metal con mi amigo Sotelito, quien una vez más mandó todo al diablo, no alcanzó a apagar su pc y no llegó. A la cresta, debe estar feliz en su casa con su mujer y sus gemelas.
Llegué a casa armado con un Jack Daniel’s y con el cd de Kraftwerk, el Tour de France Soundtracks.
Magnífico.
Una vez más, estos decanos de la música electrónica dieron cátedra con un álbum que, en un homenaje a la legendaria prueba francesa de ciclismo, demuestra a las claras el talento alemán para ir a la vanguardia de un movimiento que Florian Schneider y Ralf Hutter comenzaron a fines de los 60, primero como compinches del Conservatorio de Música de Dusseldorf y luego como los Beatles del movimimiento tecno. Simplemente genial.


Al lado, aquí cerca, la botella de Jack Daniel`s me mira con complicidad, brindándome uno de los más insólitos y mejores cumpleaños que he tenido. A quien diablos le importa un viernes en la noche, carrete y joda, si existe Kraftwerk.
Miro la carátula del álbum Trans Europe Express y veo las caras pulcrísimas y jóvenes de la agrupación alemana, a mediados de los 70, contrastándolas con la foto de backstage de Florian luego de su gira Tour de France del año 2004.
Definitivamente increíble.



Tanto Florian como Ralf seguramente están raspando los 60 años de edad, y ahí siguen, componiendo y ejecutando piezas electrónicas exquisitas que ni el más cool de los DJ actuales sería capaz de crear. Es impresionante ver a Florian con boina, con la tez arrugada y las manos nudosas repartiendo autógrafos, con más de 60 años al mando de un Sony Vaio en sus presentaciones alrededor del mundo, dando clases de cómo debe vivirse la vida. Veo una imagen de Ralf Hutter en el estudio de una radio en Rusia, y perfectamente podria pasar por el papá de alguna colega de rasgos germanos, bonachón y amable.






Doy otro sorbo de Jack Daniel’s y pienso… ¿y yo me estoy cagando entero porque cumplí 33 años, porque en mi cara ya comienzan a advertirse las típicas redondeces del adulto, alguna arruga en la frente y una calvicie que definitivamente se instaló encima mío…? ¿Me estoy creyendo ese cuento ridículo del “preocúpate, estás a medio camino de jubilar….?
A la cresta con todo eso, a la reverenda chuchísima con esa institucionalización de mierda que promueven las Isapres y las AFP, con esos mensajes que llaman a insertarte en un sector de edad determinado, quedarte ahí y mirar la vida sentado en el porche de tu casa, bebiendo té y leyendo el Artes y Letras los domingos después de almuerzo. Que si tienes más de 30 vístete con Dockers y chalecos sin mangas, preocúpate de la próstata y abandona lo que te gustaba hacer cuando eras adolescente. Juega golf, conduce tu automóvil station con música del asqueroso Bert Kaempfert, ponte chalecos con rombos y encima un montgomery. “Madura y púdrete”, y consume lo que se supone debe consumir un sujeto de tu edad.
En medio de los magistrales acordes del tema “Areo Dynamik” la cosa queda clara. Otro sorbo al Jack Daniel’s y avanzo en el equipo de música hasta la última pista del cd, Tour de France.
Pre-cio-so
Un luminoso y sublime himno a la vitalidad y a la vanguardia, impecablemente ejecutado y que debe disfrutarse a ojos cerrados. Una pieza maestra de estos señores de la música electrónica, que con su arte y forma de ser dan una de las más claras y precisas muestras de lo que significa llevar la juventud dentro de sí, la cual exisitirá siempre y cuando uno, a pesar de las montañas y baches sobre los que haya que pedalear en esta vida, sepa mantener sobre todo el amor por lo que uno quiere y nunca, nunca, renunca, abandonar los sueños y anhelos forjados y nacidos durante nuestra adolescencia y juventud.



"Musique non stop...!"