miércoles, junio 07, 2006

Una linda chica narigona y con aires de cuica

Bebo un café con demasiado nutrasweet y me instalo en mi oficina, relajado, casi complacido, atento a la pantalla de mi computador y a los casos que hoy debo resolver. Miro por la ventana al bosque de edificios y al río de vehículos y micros que circulan por las cintas de cemento que serpentean por la ciudad. Está nublado, afuera hace frío, pero a quien le importa cuando contamos con las bondades del aire acondicionado, un sabroso café de grano y un mullido sillón.

Pero... un momento... arriba dice algo respecto de la complacencia...

Noo, muy fea palabra. La complacencia es hermana del enmohecimiento, la flojera y el mirarse constantemente el ombligo, arrancándose las pelusas de la abulia y el aburrimiento final. De hecho... no he perdido el tiempo. Un tipo como yo, con insatisfacción permanente, siempre anda en temporada de caza. Pero bueno, no siempre es así, también hay que trabajar, se sabe. He visto pasando por acá cerca en la oficina algunas caras nuevas, unas atractivas, otras no tanto, pero todas con el interesante aderezo de la novedad y el atractivo de lo incierto. ¿cómo serán sus voces, qué hablarán entre sí...? ¿Les gusta el capuccino, el chocolate con crispies, el té verde o las telenovelas...?¿Gozan con los realities, con un rico plato de pasta, con mirar el atardecer en una playa perdida, o sólo las satisface reventar sus tarjetas de crédito?Yo, en medio de mis sonrisas de buena crianza y los "buenos días" a mis colegas, miro de lejos, a través de los paneles y cristales. Miro mis manos con sus uñas mordidas a veces, pulso algunas teclas del computador para cerrar algunos casos, para responder consultas, y a veces dedico un lindo pensamiento hacia un pasado reciente y delicioso. En el listado de contactos del messenger veo algunos nombres, algunos conectados, la mayoría inexistentes hace tiempo, y pienso nuevamente.

Otro sorbo a mi café...

Caras nuevas, creo que dije... Y sí, han llegado algunas. Ojos bonitos,cuerpos atractivos, modos de caminar y moverse decididamente sensuales, algo apáticas, algunas sonríen, otras sólo esperan que el día transcurra para volver a casa, a sus esposos, hijos, perros o a su sofá.

Veo, ví, veré, a una atractiva chica de... Pero a ver, permítanme describirla.Tiene el cabello castaño medianamente largo, con las puntas hacia afuera, ojos celestes y algo fríos, una nariz respingona y una boquita linda, aunque algo mezquina. Camina muy erguida, nariz en punta hacia arriba, a veces con las manos cruzadas, tiene bonitas caderas y mueve el trasero de un lado a otro, a veces con estudiada coquetería, a veces con indiferencia, pero siempre llamándome la atención.Es raro. Siempre me han llamado la atención estas chicas, narigonas, con pinta de cuicas y aspecto de engreídas. Quizá sea una fijación infantil, o quizá sea puro y simple arribismo, a la manera de los futbolitas que, para disimular su pasado barriobajero conquistan a punta de regalos y millones a alguna modelo rubia. Pero no, yo no tuve ese origen, gracias a Dios y mis padres. Fui bien educado, jamás carecí de nada salvo algunos caprichos que afortunadamente no me consintieron, y durante mi adolescencia fui popular entre las chicas y tuve cantidad de amigos, compañeros y conocidos. Fue una época bonita y feliz que ahora recuerdo con cariño.

Entoooonces... ¿en qué estabamos con eso de la chica nueva narigona y con aires de cuica?La verdad, no sé. Tuve una polola una vez, que era muy parecida, tanto en el físico como en los modos. La conquisté, recuerdo, con innumerables pintadas de mono, saludos y miradas. Me gustaba eso de pasear por la ciudad con una chica linda y bien hechita, me satisfacía y me hacía reir, aun cuando fuera un verdadero plomazo a veces. Pero... me gustan, les cuento. Me gustan esos mohínes de pendeja malcriada, los plantones, los berrinches. Me simpatizan, me caen bien. O sea, claro, me disgustan en su momento, pero luego me gusta saber que una engreída y hermosa chica se toma todas esas molestias para captar mi atención y para hacer que yo la ponga como centro de mesa y la mime, la consuele, le regale cosas, le diga al oído todo lo que queire oir. Es un sentimiento bonito, una emoción algo incomprensible pero que a mí me satisface y me hace reir.Algo así como la rosa del principito. Una linda y engreída chica que muestra sus pequeñas espinas como defensa frente a quien quiera acercarse, que tose cuando quiere llamar la atención y que, en el fondo de su corazón, teme a los leones, al frío y a la soledad.

¿No son tiernas y lindas estas chicas...?

1 comentario:

esiomajb dijo...

Hola Rodrigo
me hicistes una consulta en la blog mía del tema de la islita esa.
Qué email tienes para que te responda a tu consulta?
Muchas gracias
esiomajb@gmail.com
Michel