martes, julio 05, 2005

Lavandero:quick, easy and painless

Lavandero fue juzgado.
El timer del TV me despertó a las 7 de la mañana, como todos estos fríos y reputazos días de junio. La sempiterna voz de Mauricio Bustamante desde su puesto de comentarista en el noticiero matinal de 24 horas me hizo saltar de la cama y tirar lejos la frazada para prestar atención a la noticia, que veía nublada entre legañas y humores nocturnos.
No lo podía creer.
Ya, a levantarse. Las pantuflas estaban por ahí cerca, tiré lejos el pijama y me puse la bata. En medio del frío fui a la ducha. Todavía Bustamante estaba saboreando la noticia del mes, quizá hasta sea la del año, cuando volví de la deliciosa ducha caliente. En una cabriola jurídica que sólo permite la reforma procesal penal, Lavandero y su defensa habían aceptado la proposición del fiscal Armendáriz de abreviar el procedimiento y que sea el juez de garantía quien se pronuncie sobre la culpabilidad de este tipo. Putas, me dije mientras me anudaba la corbata, hubiera sido espectacular ver a este sujeto temblándole la barbilla ante el desfile de testimonios, de niños y chicas que alegaban abusos sexuales... ver a Balmaceda defendiéndolo de las estocadas frías e implacables de Armendáriz hubiera sido quinientas mil veces mejor que cualquier ficción yanqui, de las caracterizadas por el personaje Perry Mason o escritas por John Grisham.
Bonita figura, ¿no?. Lavandero me parecía uno más de la grotesca fauna de politiquillos de sueldo abultado y mínimas horas de trabajo en la Cámara, salvo rarísimas excepciones que no viene al caso detallar. Recuerdo a este sujeto haberlo visto una vez en un programa de televisión en plenos años 90 al cual fue invitado a propósito de la velocidad a la que los honorables corren por la carretera que une Santiago con Valparaíso. Lavandero, segurísimo de sí mismo, sacó de su faltriquera su muy cara billetera de cuero y extrajo de ella una cédula, diciendo que eso era un “rompefilas” que lo autorizaba a pasarse por la raja las leyes de tránsito existentes en materia de velocidad de circulación, y que si cualquier carabinero de alguna polvorienta tenencia de carreteras osaba detenerlo e infraccionarlo a “EL!”, la sola exhibición de ese carnet le permitía seguir su camino sin problema alguno. Que el resto de los chilenos se pudra y pague los partes de los pacos, total, él podía pasar por encima de las leyes “porque yo soy un senador, un honorable de la República...”
¡Miren la maravilla de senador que nos gastamos....! ¡Putas que honorable este pedófilo que usa y abusa de una potestad otorgada por TODOS nosotros en las urnas de votación...! Este vejezuelo apestoso, este coprocefálico insufrible es un vivo ejemplo del carerrajismo de las cúpulas de poder que gobiernan este paisito apenas del tamaño demográfico y económico de cualquier capital estatal estadounidense. El próximo martes 28 el juzgado de garantía emitirá la sentencia, condenatoria desde luego, fijando la pena para Lavandero, la cual no excederá de 5 años de presidio, según las normas que rigen el procedimiento abreviado.
Con esta fórmula, Lavandero y su defensor Balmaceda se libraron de una épica jornada judicial, de largos y sangrientos testimonios de víctimas y ofendidos, de pruebas incontestables sobre la mesa, de detalladas y casi pornográficas explicaciones sobre su conducta con los menores ofendidos... de efervescentes conciliábulos periodísticos afuera del Tribunal, con el consiguiente rating para los medios cubriendo el evento y su jugoso efecto por minutos de publicidad. El caso habría sido sencillamente histórico, habría sido enlatado por cientos de cámaras de televisión y luego se habría empacado en algún soporte audiovisual para luego ser examinado, disecado, meteorologizado con precisión forense en las escuelas de Derecho del país.
Se libraron... mientras Armendáriz justificaba la propuesta diciendo que precisamente él, como fiscal, aparte de su rol como acusador e investigador, debía tutelar además por la integridad psíquica de los menores que seguro se vería perturbada por el desarrollo del juicio oral.
A ver.... usemos la lógica. ¿Quiere decir entonces que, a cuento de esto, será una rentable alternativa que la Fiscalía solicite la aplicación de una pena rebajada, con tal que se encuadre dentro del procedimiento abreviado, a efectos de conseguir una sentencia rápida, limpia y sin dolor?, o lo que los yanquis llaman un “speed trial: quick, easy and painless”. Porque de ser así estaríamos en presencia de uno de los deportes preferidos de los honorables y de todos aquellos que profitan del poder a costa de quienes los eligen, como es la componenda de influencias, el compadrazgo mercachifle, el contubernio viscoso entre políticos, putas de barrio alto y abrigos de piel, jueces, empresarios y mafiocas, todos unidos en medio de la vil parranda financiada por quien paga casi la mitad de sus ingresos en impuestos de todo tipo.
Todos hubiésemos querido un juicio letal, implacable, certero, que aleccionase de una puñetera vez a esa manga de viejos asquerosos que abusan del sexo de niños y niñas, a quienes el espíritu infantil les es cercenado con la violencia propia de los que saben que, luego de eyacular o de disparar, pueden limpiar todo con unos cuantos billetes o con una llamada telefónica. Que distinto hubiese sido el caso Spiniak de haberse ventilado la causa dentro del procedimiento penal actualmente vigente..., habríamos visto desfilar por el estrado a los simpáticos Jovino, Nelson y Gemita, al cura Jolo y al Sebita (el fauno que regentaba la casa de putos de la cual Calvo era cliente frecuente). Políticos de derecha e izquierda, un juez, una mitómana, un cura y un puto.
Esa sí hubiera sido una real Granja Vip...
Culpables o inocentes, a quien cresta le importa. Bastante habrían tenido con el juicio público, con las declaraciones Biblia en mano, con las preguntas de los fiscales, con las pruebas. Quizá, como dice Balmaceda, la verdad “procesal” se hubiese impuesto y Jovino hubiese tenido que mostrar las marcas de su espalda que Gemita dijo que tenía, por ejemplo... ¿La verdad real?, sólo la sabe Dios y algunos de éstos. La verdad “procesal” no es mas que la declaración hecha por el juez luego de convencerse o no de que las pruebas presentadas son concluyentes, o definitivamente no lo son.
Me pregunto si, luego del martes próximo y de la obligada estadía en alguna penitenciaría, Lavandero echará mano una vez más a su rompefilas para conseguir lo que quiere de quien le place. Tal vez cuando esté saboreando unos patibularios porotos con rienda en el comedor del penal quiera pedirle al cocinero una porción más de longaniza, total, él es “honorable...”. En el patio, cuando los internos se acerquen a bailarle la cueca por “violeta” y quieran dejarle el final de su tracto intestinal como culo de mandril, muestre una vez mas su rompefilas y le permitan sólo una reiterativa y agotadora fellatio a cada uno... Tal vez la ya famosa“estrategia” de Balmaceda (declárese culpable, senador, le saldrá más barato... pena remitida o libertad vigilada, piénselo...) realmente sí funcione y tengamos, luego de algunos meses de reclusión en un cómodo bungalow en Capuchinos (o de una placentera estadía en su hogar, custodiada por agentes del estado), de vuelta a nuestro simpar adalid de la soberbia y abuso de poder dando una lacrimosa y burbujeante declaración en televisión.
Apostaría una bolsa grande de M&M a que, antes de fin de año, tendremos a Lavandero libre, librando descargos en la Entrevista del Domingo en TVN y prometiendo volver a la política a limpiar su buen nombre.

La Democracia Cristiana, acomodaticia y siempre eficaz, ya lo echó de sus filas. El Congreso hará otro tanto. Quizá en Temuco el alcalde lo piense y renombre la calle bautizada en su honor.
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